Una veinta de liceístas participaron este fin de semana pasado en una Excursión Cultural a Valladolid y a Cuellar par visitar la Exposición «Las Edades del Hombre».
Un viaje precioso, de la mano de nuestro infatigable director de la Sección de Arte e Historia, D. Miguel Ángel González Garcia, a que como siempre agradecemos mucho su dedicación, entusiasmo y sobre todo su generosidad a la hora de compartir todo su saber.
El viaje se programó para el viernes por la tarde visitar las sedes de la Exposición son Iglesia de San Andrés( PREÁMBULO Y CAPÍTULO I). Iglesia de San Martín ( CAPÍTULOS II Y III ). Iglesia de San Esteban (CAPÍTULO IV).
El Greco, Las lágrimas de San Pedro, el abrazo de Santo Domingo y San Francisco, las bulas de Isabel de Zuazo… son las maravillas que forman parte de esta Exposición.
Ya el domingo lo dedicamos a la visita de la “EXPOSICION ALONSO BERRUGUETE” en el Museo Nacional de Esculturas así como el propio Museo. Queremos agradecer de todo corazón la amabilidad, la acogida, y la sabia compañia de su SubDirector D. Manuel Arias Martínez.
«Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana»de la “EXPOSICION ALONSO BERRUGUETE” en el Museo Nacional de Esculturas. «Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana».
Esta exposición explora el «alma pagana» de Alonso Berruguete (1490-1561), su personal amalgama entre el arte cristiano y la sensualidad de la estatuaria clásica. Siendo joven, entre 1506 y 1518, el primer escultor del Renacimiento español realizó una larga y fructífera estancia en Italia. Convivió, en Florencia y en Roma, con Miguel Ángel, Rafael o Bramante y se contagió de su euforia por los ideales antiguos y de su manera de ver el arte, participando de ese feliz diálogo entre mitos paganos y devociones cristianas que nutrió el Humanismo europeo. Sarcófagos, ruinas y estatuas encendieron su fantasía. Y, en especial, el poderoso grupo del Laocoonte. La exasperación psíquica, la danza de los cuerpos en el espacio o el virtuosismo anatómico del mármol helenístico inspirarán sus patriarcas bíblicos o sus escenas de lamento ante el sepulcro.